1 – Cuida la altura de tus plantas
En relación al primer consejo: si quieres el máximo
número de horas de sol, situa las plantas bajas delante, y pon detrás las más
altas. Por ejemplo, la lechuga siempre en macetas por delante del recipiente en
que hayas plantado los tomates o las judías.
2 – Vigila la temperatura de la tierra
Las macetas de cerámica, bien orientadas, pueden
llegar a los 80 grados centígrados en verano. ¡Cocinarás tus plantas si no vas
con cuidado! Por ello, es bueno poner las plantas en macetas más grandes de lo
aparentemente necesario, para que las raíces no toquen los extremos y se
calienten tanto. Otra manera de evitarlo es situar un acolchado de piedras en el
fondo de la maceta, justo antes de poner tierra. Así la tierra transpirará mejor
y el agua no se encharcará.
3 – Fabrica abono
Necesitas abonar tus plantas en macetas, mucho más
que en un huerto plantado en suelo. Las plantas en espacios urbanos no pueden
regenerar la tierra. Por ello, monta una compostera o fabrica humus de lombriz.
¡Es fácil y además reciclarás en tu propia casa!
4 – Aprovecha el agua de la lluvia
En las ciudades no suele haber agua de buena calidad,
la mayoría tiene mucha cal o cloro. Recoger el máximo número de litros de agua
de la lluvia es una gran idea, ya que es mejor agua que la que podrás obtener
del grifo. Existen muchos tipos de sistema para la recogida de agua, algunos
bonitos y muy disimulados. Y si no te importa, ¡monta un sistema en tu azotea y
cosecha agua! Pero cuidado con el peso en los tejados.
5 – Asocia las plantas
Aunque no tengas mucho espacio, ¡acuérdate de las
asociaciones de plantas! Acerca las macetas de las hortalizas que puedan crecer
juntas, añade un par de aromáticas en cada grupo y mira cómo crecen mejor en
comunidad.
6 – Planta flores, atrae insectos
Si algo no le sobra a la ciudad es vida animal. Por
ello es imprescindible que siembres flores y plantas aromáticas. Casi te diría
que si no tienes espacio para hortalizas, plantes solo aromáticas y condimentes
tus recetas o bien te sirvas de tus propias infusiones. Las aromáticas son
imprescindibles para atraer insectos beneficiosos y ahuyentar los perjudiciales.
Si no lo haces, terminarás con el balcón repleto de hormigas, pulgón y araña
roja, tirando insecticida y consiguiendo un alimento peor que el que proviene de
invernadero (que por lo menos está controlado).
7 – Comparte tus progresos
No hay nada más gratificante que poder compartir tus
éxitos hortícolas y animar a los demás a hacer lo mismo. Desde el compartir es
más fácil estar receptivo y aprender nuevas técnicas, consejos y métodos. Y si
tienes excedente de verduras, seguro que tendrás un montón de personas esperando
tu generosidad, así que ¡no te cortes y comparte!
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