San Diego, EU.- Doga es una curiosa modalidad que aprovecha los beneficios relajantes del yoga para lograr mascotas más tranquilas, al tiempo que sirve para que amos y canes compartan una buena dosis de ejercicio y entretenimiento al aire libre
Dawn Celapino, entrenadora profesional del área de San Diego, en el sur de California, y quien incluye el doga como parte de varios de sus programas de ejercicios por medio de su compañía "Leash Your Fitness", explica en qué consiste y cuáles son sus resultados.
"Los perros no hacen las posturas del yoga pero se nutren de la energía de sus amos al hacerlas. Cuando uno se calma y se enfoca en la respiración, la relajación y el estiramiento, los perros siguen su ejemplo", explicó Celapino en entrevista con Efe.
"De manera que si tiene un perro loco y quiere calmarlo, en realidad es usted quien tiene que relajarse", enfatizó.
Celpino recibe semanalmente a decenas de clientes quienes asisten, acompañados por sus mascotas, a las clases de acondicionamiento físico que lleva a cabo en esta localidad que podría fácilmente ser catalogada como el "paraíso para los perros", debido a la gran oferta de actividades para ellos.
En sus clases de doga, los amos intentan integrar a los canes en sus posturas, y mediante abrazos y masajes diseñados para relajarlos, logran establecer una cierta armonía en el grupo.
El doga que ofrece esta instructora está acompañado de varios ejercicios de calentamiento e intensidad física como saltos y carreras de obstáculos, que sirven para que los practicantes logren un acondicionamiento completo durante la hora que dura usualmente la clase.
Pese a no ser aún una disciplina muy común en el portafolio de servicios de los instructores de ejercicios en Estados Unidos, la entrenadora afirma que estas clases han ganado en popularidad, en parte debido a que el yoga está de moda, y que sus clases de doga se llenan a cupo completo.
Y aunque no han sido pocas las voces de crítica frente a la aparición del doga, catalogándolo como una banalización de la antigua y sagrada disciplina del yoga, sus promotores afirman que la práctica enfatiza la unión entre dos seres -amo y perro- y ayuda a fortalecer el lazo que los une.
Para Ivette Craigle, una de las clientas habituales de Celapino que se ejercita semanalmente con su mascota Coco Bear en un parque de la ciudad de Del Mar, a unas 30 millas al norte de San Diego, los resultados de la práctica de doga en el temperamento de su perrita han sido "formidables", luego de un año de práctica.
"Ella amanece un poquito loca y aunque al principio está inquieta, la clase de doga logra tranquilizarla durante buena parte del día", concluye Craigle, a quien las clases también le permiten encontrarse con sus amigas y socializar con personas con quienes comparte el gran amor por los perros.
Dawn Celapino, entrenadora profesional del área de San Diego, en el sur de California, y quien incluye el doga como parte de varios de sus programas de ejercicios por medio de su compañía "Leash Your Fitness", explica en qué consiste y cuáles son sus resultados.
"Los perros no hacen las posturas del yoga pero se nutren de la energía de sus amos al hacerlas. Cuando uno se calma y se enfoca en la respiración, la relajación y el estiramiento, los perros siguen su ejemplo", explicó Celapino en entrevista con Efe.
"De manera que si tiene un perro loco y quiere calmarlo, en realidad es usted quien tiene que relajarse", enfatizó.
Celpino recibe semanalmente a decenas de clientes quienes asisten, acompañados por sus mascotas, a las clases de acondicionamiento físico que lleva a cabo en esta localidad que podría fácilmente ser catalogada como el "paraíso para los perros", debido a la gran oferta de actividades para ellos.
En sus clases de doga, los amos intentan integrar a los canes en sus posturas, y mediante abrazos y masajes diseñados para relajarlos, logran establecer una cierta armonía en el grupo.
El doga que ofrece esta instructora está acompañado de varios ejercicios de calentamiento e intensidad física como saltos y carreras de obstáculos, que sirven para que los practicantes logren un acondicionamiento completo durante la hora que dura usualmente la clase.
Pese a no ser aún una disciplina muy común en el portafolio de servicios de los instructores de ejercicios en Estados Unidos, la entrenadora afirma que estas clases han ganado en popularidad, en parte debido a que el yoga está de moda, y que sus clases de doga se llenan a cupo completo.
Y aunque no han sido pocas las voces de crítica frente a la aparición del doga, catalogándolo como una banalización de la antigua y sagrada disciplina del yoga, sus promotores afirman que la práctica enfatiza la unión entre dos seres -amo y perro- y ayuda a fortalecer el lazo que los une.
Para Ivette Craigle, una de las clientas habituales de Celapino que se ejercita semanalmente con su mascota Coco Bear en un parque de la ciudad de Del Mar, a unas 30 millas al norte de San Diego, los resultados de la práctica de doga en el temperamento de su perrita han sido "formidables", luego de un año de práctica.
"Ella amanece un poquito loca y aunque al principio está inquieta, la clase de doga logra tranquilizarla durante buena parte del día", concluye Craigle, a quien las clases también le permiten encontrarse con sus amigas y socializar con personas con quienes comparte el gran amor por los perros.
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